Asociación Valeriana

Si yo entrases en tu alma y tu en la mía, seguro que las dos todo lo comprenderían.

PERSONALIDAD PREDEPRESIVA


Includencia y remanencia
Alicia Rego  

Al afán por tener control sobre todos los detalles se le denomina ordenalidad

¿Es usted una persona que se aplica mucho en su trabajo, se entrega a fondo en una actividad, sumamente honrada, ordenada y justa? Si es así, puede sentirse orgulloso. Y de seguro en su trabajo estarán contentísimos con su labor. Hasta aquí ningún problema sino todo lo contrario. Pero si estas actitudes –que responden a una forma especial de ser– son llevadas al extremo, puede que el rendimiento profesional sea excelente, pero la estabilidad emocional podría resquebrajarse.

Al menos eso es lo que estipulan novedosas investigaciones llevadas a cabo por algunos especialistas. Y es que están preocupados por las cada vez mayores quejas de pacientes que llegan a las consultas víctimas de la que representaría la enfermedad que más deterioro está produciendo actualmente en la salud mental: la depresión. Por ello, no se han limitado a investigar temas relacionados con la causas últimas y el tratamiento sino también con la prevención.

Así pues, para hablar de prevención, han estudiado lo que podría ser uno de los ingredientes que sumados a otros (como acontecimientos vitales) sentarían las bases para esta patología. Este es nada más y nada menos que la propia personalidad; esa forma de, pensar, interactuar, sentir y reaccionar que los psicólogos definen como un patrón de conducta fuertemente arraigado en cada uno y cuyo desarrollo tiene lugar entre dos polos: las herencia y el ambiente.
Personalidad predepresiva

Así lo ha hecho Enrique Rojas, catedrático de siquiatría en Madrid y director del Instituto español de investigaciones siquiátricas. Recogiendo información de muchos colegas y la suya propia (obtenida de su experiencia clínica) ha acuñado datos que le hacen hablar de una manera específica de ser que el denomina predepresiva y no sería más que la personalidad que tiende a la depresión. En este sentido se refiere a ella como “aquella forma que se caracteriza por adelantar, facilitar y predisponer hacia tal enfermedad psíquica. Es su antesala”.

Quienes la tendrían serían entonces las personas melancólicas muy escrupulosas y obsesionadas por hacer todo con una exagerada precisión. Sus principios éticos les inclinan a respetar la autoridad y jerarquía y a tener gran voluntad de servicio y disposición ayudar. De ello se habló mucho en el Congreso Mundial de Psiquiatría, celebrado en Hamburgo en 1999 y al que Rojas asistió. En él, varios psiquiatras japoneses corroboran sus ideas y explicaron cómo estas actitudes eran factores precipitantes de muchos intentos de suicidio en su país, donde el concepto de rendimiento tiene un valor capital.

Por otro lado, quienes poseen este tipo de carácter (y aquí recuerdan un poco a los que padecen depresiones preseniles) tienden a permanecer fijados o adheridos a pensamientos o sentimientos. Esto explicaría por qué no se sienten aliviados hasta haber realizado a fondo aquello que han emprendido.

Pero aún hay más. Otra característica, que va más allá de la faceta profesional, está presente. Se trata de una actitud caracterizada por el orden, que no siempre se manifiesta en todas las esferas de su vida pero sí al menos en alguna que es esencial.

Así pues, además de la organización en el trabajo, las relaciones con los demás se caracterizan también por la necesidad de tener todo bajo control. No es de extrañar entonces que el melancólico procure mantener el ambiente libre de perturbaciones, roces, conflictos y sobre todo los sentimientos de culpabilidad. O que pase días enteros dando vueltas en su cabeza a una frase o cualquier hecho que haya sucedido, con una gran intranquilidad interior (que muchas veces le lleva a pedir perdón y hasta humillarse).

A la conjunción de todo esto, a ese afán por tener control sobre todos los detalles, se le denomina ordenalidad, término bastante raro y poco conocido por el ciudadano de a pie que sin embargo ha sido acuñado para facilitar la labor de muchos especialistas. Raros también son otros derivados, que según este siquiatra determinarían unos rasgos sumamente importantes para la prevención de la depresión. Se trata de la includencia y la remanencia.

El primero hace referencia a cómo el sujeto se adosa a una vida demasiada estrecha en la que no hay cabida para cambios, ya que estos pueden desestructurar la estabilidad. Tal fue el caso de una de sus pacientes que sufrió una fuerte tensión emocional tras haberse cambiado a otro apartamento. A pesar de que el nuevo era más grande y lujoso, no era capaz de reorganizarse en torno a él, ya que perdió todo punto de referencia con el cambio.

El segundo supone la incapacidad para controlar el pasado, un pasado que lo atrapa y lo lleva a desagradables sentimientos de culpabilidad. Por ejemplo, en los que quedan estancados tras una ruptura sentimental que no pueden olvidar.

Unidos ambos, las posibilidades de caer en un vacío existencial serían mayores. De ahí la necesidad imperiosa de detectarlos cuanto antes. Porque intentar conocerse a sí mismo y descubrir el pie con el que se cojea sería una forma de empezar. Una nota optimista de Rojas, quien a pesar de todo no habla de determinismos.

Fuente: La Prensa Web
http://mensual.prensa.com/mensual/contenido/2002/06/25/hoy/revista/606874.html

 

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