Asociación Valeriana

Internet es positivo porque nos une, nos conecta. Estar conectado nos prolonga la vida y no sólo añade años a la vida, sino vida a los años.
Luis Rojas Marcos (1943- ), psiquiatra español, profesor en la Universidad de Nueva York.

DISTIMIA.


La distimia o trastorno distímico (del griego “humor perturbado”), es un trastorno afectivo crónico de gran frecuencia en nuestros días, caracterizado por la baja autoestima y aparición de un estado de ánimo melancólico, triste y apesadumbrado, del que se cree que su origen, es de tipo genético hereditario; en su desarrollo influirían factores psicosociales como el desarraigo, la falta de estímulos y premios en la infancia, entre otras causas.

Se suele confundir o asemejar a la depresión menor o depresión crónica, por su carácter de permanencia, pero es de menor severidad que la depresión mayor. Aiskal (1983) la define como “mal humor” y se caracteriza porque “el individuo está habitualmente triste, introvertido, melancólico, excesivamente consciente, incapaz de mostrar alegría y preocupado por su insuficiencia personal”.

¿A quiénes afecta la distimia?

Afecta a las mujeres con el doble de frecuencia que a los hombres. El trastorno distímico afecta aproximadamente al 1,5 por ciento de los adultos mayores de edad. Según el Instituto Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health), cada año alrededor del 40 por ciento de los adultos que tienen un trastorno distímico también cumplen los criterios de depresión grave o trastorno bipolar.

Tiene importancia pues en la infancia y en la adolescencia ya que comprometer el compromiso y la intención de crecer como persona, así como la concentración y la capacidad de ajustarse a las demandas propias del medio. Al ser su intensidad no tan grande como la de la depresión, puede no ser detectada fácilmente por el entorno, pudiendo el paciente presentar una mayor vulnerabilidad para cursar con otros trastornos.

Sintomatología.

* Brevemente, cambios leves del estado de ánimo, irritabilidad, desgana, desmotivación, falta de concentración, disminución del rendimiento intelectual, aislamiento social, alteraciones somáticas y de los ritmos biológicos (alimentación y sueño). Estos cambios persisten por un período importante de tiempo.
* La persona distímica suele ser enojadiza, y con tendencia a estar triste o deprimida.
* Dificultad para disfrutar de las cosas positivas de la vida. La persona distímica tiene atolladeros para llegar a considerarse plenamente feliz.
* Disminución de la energía.
* Trastornos del sueño: el sueño no acaba de ser reparador. La persona distímica se despierta varias veces, y suele hallarse cansada por la mañana.
* Problemas de concentración. La persona distímica acostumbra a percibir problemas de memoria y de concentración, aún para actividades lúdicas (ver una película, por ejemplo).

En los niños más pequeños el cambio del estado de ánimo puede no ser tan evidente, siendo en estos la irritabilidad y los desajustes conductuales, los síntomas de mayor prevalencia.

Para un diagnóstico de distimia, un adulto debe presentar un estado de ánimo deprimido durante al menos dos años (un año en los niños y adolescentes), junto con por lo menos otros dos síntomas de depresión ya que pueden parecerse a los de otras condiciones psiquiátricas.

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