Asociación Valeriana

Aplica las tres erres: Respétate a ti misma. Respeta a los demás y responsabilízate de tus acciones.
Dalai Lama (nacido en 1935), líder espiritual.

EL NARCISISMO.

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Cómo convivir con un narcisista

El trastorno narcisista es un concepto que proviene del psicoanálisis. Ha tenido dife­rentes significados: desde un exagerado amor a sí mismo (co­mo en el mito de Narciso, que se ve reflejado en el agua de un estanque, que­da ensimismado de su belleza y termina por ahogarse tras caer al estanque al acercarse demasiado para recrearse con la perfección de sus facciones) hasta la forma de neutralizar un gran sentimiento de baja autoestima que se compensa con la apariencia de un sentimiento de autovaloración hipertrofiada. Algún autor ha llegado a comparar el narcisismo con la “infla­ción económica”, donde se invierte por encima de las posibili­dades reales.


Clínicamente la personalidad narcisista se caracteriza porque, pese a su aparente ‘enorme au­toestima’, es muy vulnerable a cualquier pequeño desaire o re­chazo, respondiendo con fuertes sentimientos de ofensa o enfa­do.

En las relaciones interpersonales, las personas con un trastorno narcisista de la personalidad se mues­tran, con frecuencia, bastantes distantes y tratan de mantener una impresión de autosuficiencia y de utilizar a los demás para sus propios fines.

En síntesis, las personalidades narcisistas se consideran superiores a los demás en belleza, talento, capacidad intelectual, etc., y sólo se encuentran bien cuando son admiradas y valoradas por los de­más. Su felicidad, pues, depende de la manifestación de apre­cio y estima que los otros expresen.

narcisista

Las personas que sufren un trastorno narcisista de la personalidad presentan un sentimiento de grandiosidad y valía, junto con una necesi­dad de ser admirados que comienza a edades muy tempranas, y una gran falta de empatía. Son personas que dan mucha importancia a los logros que han conseguido (académicos, la­borales, etc.), se sienten únicas e irrepetibles y justifican, racionalizando cualquier fallo o error. Por todo ello, como pri­mero son ellos, y después también son ellos, son incapaces de comprender el dolor o sufrimiento del otro, y son fríos y calcu­ladores ante los problemas de los demás.

El chico que presumía de todo



Juan acude a la consulta pulcramente vestido. En la sala de es­pera se ha mantenido distante del resto de los pacientes, como si no quisiera mezclarse con ellos. Comienza negando que ten­ga algún problema y afirmando que sólo acude para que su ma­dre se quede tranquila. En todo momento mantiene una pose de superioridad que en ocasiones le hace resultar hasta cómico, al utilizar un lenguaje pseudoculto.

A lo largo de la entrevista re­fiere sus ‘logros’ (ha comenzado varios trabajos, pero en nin­guno ha durado más de tres meses), y para todos tiene una ex­plicación: la mala suerte, la envidia, etc. Pese a que solamente estuvo un año en la Universidad matriculado en Derecho, pare­ce que hubiera estudiado la ingeniería más difícil.

No tiene amigos y, a sus veinte años, solamente practica deportes indivi­duales, como montar en bicicleta o caminar. Afirma que la gente le pone nervioso, porque “son unos analfabetos y no sa­ben nada de nada”. Ya en el colegio miraba a sus compañeros por encima del hombro y prácticamente no tenía amigos. Siempre ha sido una persona autosuficiente y no le ha importa­do mentir y descalificar a sus compañeros. A todos los consi­dera inferiores a él, desde sus padres, que son “unos retrógra­dos”, hasta sus jefes, que son “unos incompetentes”, y sus ‘amigos’, que son “unos aburridos”.

Cualquiera que no sepa de su trastorno pensaría que es un incomprendido. Cuando sugerimos que sería conveniente una ayuda psicológica para valorar su di­ficultad para mantener vínculos estables y un trabajo continua­do, nos insiste en que solamente ha acudido por contentar a su madre, y abandona el despacho.

Claves para convivir con una personalidad narcisista

narcisista# 1.- La convivencia con la personalidad narcisista es complica­da, ya que primero es él, y después es él. El “yo soy”, “yo tengo”, “yo he conseguido”, etc. es la norma de su con­ducta. Es conveniente, pues, distanciarse emocionalmente de estas personas y procurar que sus desaires y su autosufi­ciencia no condicionen nuestra conducta.

# 2.- Por su falta de empatía, es probable que, si le cuentas tus penas, no se interese por ellas. Si estás enfermo o tienes problemas, procura decírselo a alguna persona más receptiva. El narcisista no te escuchará y tomará las confidencias sobre tus preocupaciones como un signo de debilidad, y no es raro que trate de humillarte o descalificarte.

# 3.- Si quieres convivir sin conflictos con un narcisista, re­fuerza de vez en cuando su ego, reconociéndole cuando ha hecho bien algunas cosas o reconociendo sus éxitos. En de­finitiva, el narcisista es una persona débil y necesitada ser valorada por los demás.

# 4.- En otras ocasiones, deberíamos confrontarlo con la realidad y, de esa forma, corregir su imagen hipertrofiada de sí mismo, que muchas veces se vuelve contra él. En este sentido, es bueno que el narcisista se ejercite en la ‘humildad’ con sencillas actividades de la vida coti­diana como dejar pasar a alguien cuando está esperando en una cola o delegar a algún miembro de la familia para que reali­ce alguna gestión: por ejemplo, planificar unas vacaciones, comprar los regalos de Navidad, etc. Es una manera de “bajarlo del pe­destal” donde se ha subido y desde donde contempla al res­to de los mortales con autosuficiencia y con desprecio.

# 5.- Ayudar a que se autoalimente de sus propios logros reales y no de la fantasía o los proyectos ideales a realizar. Sin entrar en competencia con él (quién es más inteligente, más guapo, más simpático, etc.) y desde la compresión y respeto, se deberá intentar “que ponga los pies en la tierra”, a base de confrontarlo con hechos reales de su vida coti­diana (los frecuentes cambios de trabajo, la falta de amigos, la dificultad para mantener un vínculo estable, etc.)

# 6.- El tratamiento psicoterapéutico está indicado en los pacientes narcisistas, aunque difícilmente van a admitir que necesitan ayu­da; y si lo hacen, intentarán que el tratamiento refuerce sus criterios, más que procurar un cambio de actitud ante sí mismo y ante los demás. Por eso el tratamiento grupal del narcisismo no es aconsejable.

# 7.- Entre las motivaciones que los narcisistas tienen para ini­ciar un tratamiento psicoterapéutico, los psiquiatras Vicente Rubio Larrosa y Antonio Pérez Urdaniz señalan las siguientes: por graves fracasos en el trabajo o en la vida personal (pérdidas, separaciones, muertes), por la insistencia de la familia o por una insatis­facción con su propia vida. Pese a que la continuidad en el tratamiento psicoterapéutico es en ocasiones difícil, estos mismos autores señalan los siguientes objetivos a corto pla­zo: cambiar algunos aspectos de su personalidad que le ha­yan provocado mayor sufrimiento (relaciones laborales o familiares), señalar y discutir los aspectos de grandiosidad del yo y confrontar cómo su comportamiento de autosufi­ciencia puede encubrir una autoestima débil. Todo ello de­bería estar amasado por una actitud empática que favorez­ca la transferencia y la contratransferencia.

# 8.- Aunque el tratamiento básico de las personas con trastorno narcisista de personalidad es psicote­rapéutico, a veces, es aconsejable un tratamiento farmaco­lógico, cuando el trastorno va asociado a otras patologías psiquiátricas: depresión, consumo de tóxicos, ansiedad...

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