SINDROME DEL PENULTIMO TREN
Crisis matrimoniales. La cuestión del penúltimo tren, (penúltimo porque para algunos tal vez haya otra oportunidad, aunque no la aguarden) en rigor, no es nueva. El Fausto de Goethe –el hombre maduro que vende su alma al Diablo a cambio del amor de la adolescente Margarita–, se sigue leyendo, representando y filmando con diferentes disfraces, porque la cuestión es tan antigua como el ser humano y a veces suele manifestarse como inevitable, por lo menos para muchas personas. Sorprendente, Rojas dice que “El matrimonio no está en crisis. Lo que está en crisis es la persona. Las parejas se rompen, porque muchos no entienden que el amor requiere de un alto grado de sacrificio”, y que ignorar esa verdad sencilla lleva a ejercer “relaciones sin amor, algo anónimo, sin compromiso afectivo ni formal ni de ningún otro tipo, una relación en la cual cada uno usa el cuerpo del otro como algo que da placer, pero es un cuerpo desechable. Ese tipo de relaciones y el dinero se convierten, para algunas personas, en objetivos principales”.
La alternativa preferible, sugiere, es “una relación de persona a persona, no sólo física sino también psicológica, espiritual, una relación íntegra, que será como una sinfonía perfecta”, porque “las relaciones con el amor son hermosas, es un encuentro profundo con la persona amada”.
D.Enrique Rojas
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