Asociación Valeriana

Me quieres cuando tratas de perdonar.

AZUCAR

 

Demasiados azúcares, mal carácter

Las bajadas bruscas de azúcar se acompañan de malestar, como irritabilidad repentina, palpitaciones, hambre voraz, mareo y debilidad

Al poco tiempo de su ingesta, un consumo excesivo y momentáneo de alimentos dulces o azucarados puede provocar el efecto contrario al esperado en personas sanas. Puede que su páncreas no gestione de forma óptima los azúcares y que registre una bajada acusada de la glucemia o niveles de glucosa en sangre. En individuos sanos, esta respuesta acusada de la bajada de azúcar, acompañada de síntomas propios de una hipoglucemia, se denomina "hipoglucemia postprandial reactiva" y se completa con malestar, como irritabilidad repentina, palpitaciones, hambre voraz, mareo o debilidad. Incluso puede ser la causa de que se acentúe la ansiedad si la persona atraviesa este estado.

Por ello, el consejo universal respecto a la alimentación aboga por un consumo bajo y esporádico de azúcares y alimentos excesivamente dulces y azucarados. Esto se puede conseguir si se siguen las siguientes pautas:

  1. Comidas bien repartidas. Después de la ingesta de alimentos ricos en azúcares (café con leche y azúcar, leche con cacao, galletas, bollería, fruta), aumenta de forma rápida la glucemia. Al cabo de unas horas, se registra un descenso de la glucemia más o menos acusado y brusco, en función del tipo y la cantidad de alimentos ingeridos. En personas con hipoglucemia postprandial reactiva, esta bajada es más brusca, de ahí el malestar. Este es uno de los motivos por los cuales conviene distribuir la ingesta total diaria en cinco o seis tomas, bien repartidas a lo largo del día.

  2. Más hidratos complejos, menos azúcares. Los azúcares simples implican una producción más brusca de insulina por parte del páncreas para compensar la hiperglucemia y, en consecuencia, la hipoglucemia también será más acusada. Las personas que tiendan a tener hipoglucemias acusadas deberán apostar por un mayor consumo de alimentos ricos en carbohidratos complejos (arroz, pasta, pan integrales y legumbres) y no comer entre horas solo alimentos azucarados o dulces. En general, el consejo es reducir la frecuencia y la cantidad del consumo de azúcares y dulces. Lo idóneo es que se coman solo en momentos muy puntuales, en ocasiones especiales, pero que no formen parte de la dieta diaria. Se incluyen las galletas, los cereales de desayuno azucarados, el chocolate, los refrescos, los zumos y los néctares.

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