ingredientes:

250 gr de azúcar
250 gr de almendra molida
7 huevos
canela y corteza de limón rallada al gusto
pizca de mantequilla y puñado de harina
azúcar molido o glasé.

El pastel se prepara en diez o quince minutos, así que vamos poniendo el
horno porque debe estar a 190-200º

Partimos los huevos separando las claras por un lado y las yemas por
otro.
Mezclamos con las yemas el azúcar, almendra, la canela y el limón y
amasamos bien para que quede bien mezclado. Queda un mazacote bastante
duro, pero eso se va a arreglar.

Es hora de ir preparando el molde, que luego hará falta. lo "pintamos"
con mantequilla y espolvoreamos con la harina. Así seguro que no se
pega :-) Lo dejamos por ahí a mano.

Y ahora empieza la parte seria.
Montamos las claras a punto de nieve en un recipiente ancho. Cuando
estén a tope echamos en la clara el mazacote troceado y lo vamos
deshaciendo con los dedos SIN APRETAR PARA NO ROMPER LAS BURBUJAS hasta
que quede una crema fina y homogénea, sin grumos. Se vierte enseguida al
molde y de cabeza al horno durante 10-15 minutos, hasta que esté
doradito por encima (y se supone que por debajo, cada horno es un
mundo). Se puede usar el truco del palillo para saber si está ya cocido
por dentro. Si no hemos masacrado excesivas burbujas, va a subir casi el
doble y luego bajará un poco. Hay que tenerlo en cuenta para el molde,
no vaya a rebosar.

Cuando esté casi frío, a desmoldarlo, poner en plato y una nievecita de
azúcar glasé con colador fino. Si tenemos alguna plantilla se puede
aprovechar para un estarcido con un motivo navideño. O sino, un poco de
papel, tijeras e imaginación.

Es una bomba de calorías, claro. pero está muy, muy rico. Para servir
con postres o cafés. A primera vista parece un bizcocho cualquiera.
Cuando lo prueban no quedan ni las migajas.