Asociación Valeriana

Para qué repetir los errores antiguos habiendo tantos errores nuevos que cometer?
Bertrand Russel

El Sueño de una Mujer


     A través del tiempo, la mujer ha evolucionado bastante, aunque todavía quedan mujeres sumisas y olvidadas por ellas mismas, sea por la niñez que tuvieron, o por el hombre elegido. Parte de ellas supieron enfrentarse con valentía, sin temor a nadie.

     La  otra parte son las mujeres que no se atreven a nada, porque en su interior se sienten solas, vacías y sobre todo con muchos miedos para enfrentarse al mundo, estas mujeres serian las más débiles, aunque ellas tengan los ovarios bien puestos también.

     Pero esto que he analizado se lo dejo para las entendidas en la materia. Yo como mujer sólo puedo opinar que querer es poder y poder es querer, y escribiros un pequeño relato.

     Resulta que en cierto lugar, había una mujer que tenía unos sueños que le costaba realizar. La historia de esta mujer es un poco compleja porque siempre vivió en su mundo particular pero con muchos sueños. Os lo relataré como si construyéramos una bonita casa. Empezaremos por el suelo, o sea, la infancia.

     La mujer cuando es niña y nace en una casa que todo va bien, esa niña es feliz. Y la que nace en una casa humilde sin padre y solo con el calor de una madre también es feliz. Pero la vida a veces juega con la inocencia de los niños.

     Esta niña aunque siempre estaba sola tenía una amiga ¿sabéis cual? La de su mundo irreal: sus sueños.

     Una mañana salio a la calle a darse un paseo y ver escaparates y se paró en uno de ellos que le llamó mucho la atención, pues tenia muchos cristales y colores. Estuvo un buen rato mirándolo y de pronto vio tras ellos a una niña que lo tenía todo pero que le faltaba algo, no tenía amiga, no tenia sueños.

     Las dos simpatizaron de momento, se pusieron a conversar y hablaban de lo que querían ser de mayores.

     La niña humilde le cuenta a la amiga de sus sueños que quiere ser escritora, ya que le gusta mucho escribir. Y su nueva amiga se queda callada. Le vuelve a preguntar por sus sueños y ésta le dice que por ahora no tiene ninguno y que sólo desea estar con ella para que le cuente esas pequeñas historias que le gusta escribir.

     Entonces, la niña humilde le dijo: “a que te adivino lo que vas a ser de mayor”, “pues no sé”, dijo la nueva amiga. “Tu de mayor vas a ser la mejor mujer que exista en la ciudad”. “bueno, pues si tú lo dices, eso seré”, contestó toda feliz. “ya verás como dentro de muchos años, tu serás una gran secretaria y yo una famosa escritora” dijo la niña humilde. La nueva amiga reía y reía, “¿pero por qué te ríes?” preguntó la niña humilde. “Perdona, es que me has hecho mucha gracia, verás piensa un poco y deja de soñar tanto. No te has dado cuenta de que somos unas niñas y que lo que debemos hacer es jugar”. “ya lo sé, pero para mí los juegos son sueños” Tras esta conversación se despidieron.

     Bueno, ya hemos terminado con el suelo, o sea, la infancia. Ahora ya se pueden construir las paredes y las ventanas. Pero lo lógico sería empezar por las paredes, o sea, la adolescencia.

     Tras llegar a la adolescencia, la niña humilde va pasito a pasito consiguiendo lo que siempre había soñado, ser escritora, a parte de otros sueños.

     Tanto escribía que las historias en vez de ser serias le salían de chiste.

     Entonces un día se preguntó por su amiga y pensó que seguro estaría en algún internado estudiando una carrera.

      Pasaron unos cuantos días, desde que se acordó de su amiga, y de pronto se paró en el mismo escaparate en el que conoció a su amiga y ahí estaba ella, de nuevo, como aquella vez.

      Las dos se fundieron en un abrazo y después de un rato la niña humilde le preguntó que qué había hecho durante todo ese tiempo, y que cuál era su sueño ahora que era adolescente.

      Esta le respondió que tenia un problema, ¿Cuál? Preguntó. Verás, durante todo este tiempo que he estado lejos de ti, todo ha sido un caos, ¿por qué? Volvió a preguntar. Resulta que en el internado me trataron de tonta porque no tenía sueños. Además, no pensaba en chicos, ni nada.  Su amiga se quedó atónita mirándola y dándose cuenta de los complejos que tenia. “¡Ah! no te preocupes por eso, yo tampoco pienso en chicos” “Ya, pero tú sí tienes sueños”. “Si, tengo sueños, pero en ellos no aparecen por ahora los chicos. Debemos pensar sólo en crecer y vivir nuetra juventud, y sobre todo, pensar en nuestro futuro. Todavía estamos en la mitad del camino y  los chicos vendrán cuando estemos preparadas.”

      La amiga le dio las gracias por todo lo que le había dicho, le ayudó mucho para despejarle sus dudas.

      “¿Y qué has hecho en todo este tiempo?”

       Pues verás, me ha pasado de todo. Intenté trabajar en una revista y me dijeron que era demasiado joven.

       ¿Y por qué querías trabajar en la revista?

       Qué tonta eres, no sabes que mi sueño es escribir...

       Es verdad, ¿y qué más te ha pasado?

       Pues como eso me falló, me fui a un centro a colaborar sin ánimo de lucro. En este centro había muchos niños y necesitaban a alguien que le leyera cuentos. Ya sabes que eso a mí me motiva mucho, y además, estar rodeada de niños que escuchen mis cuentos es como si realizara parte de mis sueños.

       ¡Ay! amiga, qué envidia me das. Y yo tan patosa como no me he buscado algo así.

       No te apures. Tienes mucha vida por delante y algún día podrás hacer algo que te realice.

       Pues sí, tienes razón, algún día haré algo tan bonito como uno de tus sueños.

       ¿Y vosotras queridas lectoras, que pensáis de todo esto? ¿Creéis que son dos personas, o que es una sola? Os lo pongo difícil verdad. Pues seguir leyendo, que esto está muy interesante.

       Como comprobareis la niña humilde ya llegado a la adolescencia y además ha conseguido parte de sus sueños, pero le falta mucho camino todavía.

En cambio su amiga, adolescente también, sigue sin hacer nada, pero ella desde su interior quiere hacer algo, y como suele pasar, con la adolescencia llega la timidez y eso le cuenta a su amiga.

       No te preocupes. La timidez se va yendo poco a poco. Ahora mismo tenemos 15 años sólo y muchas dudas y a veces nos sentimos inseguras ¿hablas de ello con tus padres?

       No ¿y tú?

       Yo solo hablo de esto delante de mis amigas.

       Eran las nueve de la noche y llegó la hora de la despedida y como siempre lo hicieron delante del escaparate.

       Adiós amiga feliz. Espero que nos volvamos a encontrar.

       Eso espero amiga. Que todo nos vaya bien. A ver si la próxima vez que nos veamos tengo sueños y te los cuento.

       Tras aquella noche la niña humilde intuía algo en su interior. Estaba cambiando por dentro. Después de un tiempo notaba algo raro en ella, no sabia qué era hasta que por fin lo supo, ya era una mujer. Su adolescencia se iba alejando. Es por ello que se acordó de su amiga feliz.

       ¿Será ella mujer también? No puedo pensar en ello, tengo que pensar solo en esto nuevo que me está ocurriendo.

       La amiga adolescente estaba feliz. Ya era mujer y para ella eso era como una revolución en su interior.

       Transcurrido un tiempo, volvió al mismo escaparate para ver a su amiga y se dio cuenta de que el escaparate había cambiado, igual que ella. Se miró en el cristal y se vio un poco regordeta, aunque por dentro se sentía bella.

       Como podéis comprobar la famosa casa que estamos construyendo ya tiene las paredes y las ventanas hechas y ahora nos toca hacer el tejado y la chimenea. Ya hemos pasado la adolescencia y hemos llegado a ser mujer y ahora nos toca convertiremos en mujer adulta.

       La mujer humilde llevaba mucho tiempo esperando a su amiga feliz. Ella había cambiado, se dio cuenta que ya no le hacia falta el escaparate, ya que su amiga feliz y ella eran la misma persona. Esto le hizo dar un gran salto en su vida, se encontró a si misma.

       No tenía miedo al fracaso, tenida miedo a la sociedad y a olvidarse de su sueño más profundo, la escritura y a sus otros sueños. Lo pensaba todo y no solo eso. Pensaba también en las cosas que le aturdía. Pensaba en el pánico que le daba la soledad, el no poder compartir con nadie sus sueños, en compartir solo con unas cuantas amigas.

       Ella pensaba que hablar con ella misma le haría dar marcha atrás como antes, le haría  volverse a encerrar en si misma, por ello decidió borrar esos pensamientos, y pensar en lo más bello que había en ella, trabajar en su gran sueño. Y para hacerlo, para crear ese gran sueño, tenia que trabajar con mucho tacto, con mucho mimo.

       Tras esta reflexión, nuestra mujer se quedó más relajada y decidió emprender un nuevo horizonte, buscar su independencia como mujer. Entrar en el mundo real y no en el irreal, abrir un poco la puerta a su corazón, abrir la puerta al amor, eso tan temido por ella.

       Y así lo hizo, se fue alejando de ese mundo irreal y vivió toda su vida abierta al amor y a su gran sueño, ser una humilde escritora.

       Fin

       Mayo  2008
                                                                                                    Paqui Rubio

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