NUNCA PIERDAS LA ALEGRÍA

Desde el punto de vista emocional, la negatividad se produce por sentir tristeza (falsa) en lugar de alegría auténtica. Cuando una persona se centra en todo lo que puede perder, en los perjuicios que se podrían ocasionar derivados de la toma de una decisión, en el supuesto fracaso al que se vería expuesta de actuar de un modo determinado, en las contraindicaciones derivadas de seguir un cierto camino, lo que está haciendo es anticipar pérdidas a nivel mental. 

 

La mente tiene una función importantísima, que es la de encontrar soluciones a los problemas para avanzar, mejorar y aprender. Aquí se acaban los beneficios de ese ordenador que archiva y acumula información y experiencias, para cuando necesitemos recurrir a ellos.

Sin embargo, la sociedad parece empeñada en dar una relevancia extraordinaria a los procesos mentales. Esa es la causa de que la mayoría de los seres humanos hayan otorgado un poder excesivo al intelecto y a la razón. Derivado de ello, el pensamiento recobra una gran fuerza al concebir escenarios indeseables, alejados de la realidad, pero que causan gran confusión y desorientación al que los padece.
 
Todos los procesos mentales están asociados a la emoción tristeza. Cuando en tu vida se produce una pérdida o problema real, la tristeza se encargará de buscar las mejores opciones que la reparen. Pero si decides imaginar preocupaciones, dificultades, frustraciones a futuro, que aún no se han materializado ni tienen porqué hacerlo, la tristeza de nuevo se pondrá en funcionamiento para hacerte pensar, reflexionar y analizar sobre algo que no ha sucedido y es por tanto, inexistente. La consecuencia obvia es que entrarás en un estado de negatividad producido por el poder que le has otorgado a tu mente para hacerte infeliz.
 
Por otro lado, la alegría es la emoción que suelta, que fluye con la vida, que no se resiste a la realidad, sino que sabe encontrar un regalo inesperado en ella. Cuando estás en el fluir, no piensas, no anticipas contratiempos, estás libre de juicios, de expectativas, de ideas preconcebidas, sencillamente te dejas llevar por la intuición que te guía siempre a mejores lugares que una mente racional, lógica, perfeccionista y controladora.
 
Cuando estás en contacto con la alegría, te mueve la ilusión, el entusiasmo, tu ser se equilibra, sabes que todo llega a tu vida en el momento perfecto y de la manera correcta. Tienes la sabiduría del que se da cuenta que no es perfecto, ni desea serlo. Te asombras por todo lo que te queda por aprender y lo recibes feliz y abierto a explorar la aventura de vivir.
 
Todos tenemos una ilusión. Tú también aunque ahora no recuerdes cual es. Para encontrarla solo hace falta despertar, darte cuenta que tú con tu mente negativa has estado bloqueando tu camino con pensamientos nocivos que te alejan de la verdad. Cuando eres capaz de detener la toxicidad de tu raciocinio, te conviertes en un ser libre y descubres que aunque el mundo siga igual, tú lo vives de forma diferente.
 
Aprende a disfrutar y vivir tu aquí y ahora, y deja de tanto pensar. Eso si quieres ser feliz, claro!