Asociación Valeriana

Disfruta de las pequeñas cosas,porque tal vez un día vuelvas la vista atrás y te des cuenta de que eran las cosas grandes

Los elementos terapéuticos de los grupos de ayuda mutua - Fernández Gil y otros

Autores:  Juan Antonio Fernández Gil, Javier Romero Cuesta, Manuel Martínez García de Castro

   Este trabajo surge de la experiencia de un trabajo de grupos en el sistema sanitario público que fue dando paso a un proceso de continuación fuera ya del ámbito sanitario. Del trabajo terapéutico grupal se fue pasando a un grupo o asociación independiente del sistema sanitario constituido por las propias pacientes. Se pretende mostrar la evolución de un grupo de apoyo hacia un grupo de Ayuda Mutua, y los efectos que hemos ido observando a lo largo de estos años.

   En la provincia de Málaga existen sólo dos grupos de esta naturaleza, uno en la Axarquía, que por el tiempo que lleva funcionando esta más estructurado, y otro en la comarca de Antequera. Suponemos que no por azar ya que de los tres autores del artículo, dos trabajamos en la Axarquía y uno en Antequera. Sumado al hecho de que los tres creemos en los efectos terapéuticos de los grupos y también de los grupos con un objetivo de contención o apoyo como eran los que se iniciaron en el equipo de Salud Mental de Vélez y de los que devino la asociación de autoayuda.

   La asociación Valeriana, es en Andalucía la pionera en crear un Grupo de Ayuda mutua, ha servido de guía en otras provincias para que se formen grupos similares. A nuestro juicio han concurrido diversas circunstancias para que fraguara: quizás la primera sería la necesidad de una respuesta a unas determinadas pacientes, “la necesidad crea el órgano” dirían los lamarkianos; la segunda, el espíritu grupalista que existe en el equipo de referencia y por ultimo no la menos importante la motivación, la formación y la importancia que le damos al trabajo grupal.

   Es cierto que el grupo no ha surgido tan espontáneamente como otros grupos de ayuda mutua, la iniciativa del paso del grupo coordinado por profesionales a la autonomía fue paulatino, evolucionó sin necesidad de esfuerzo.

 

1. Contexto social del grupo

   La Axarquía es la región malagueña, con una extensión de unos 1000 Km. situada al este de la provincia. Este territorio consta de un total de 31 municipios, con una población de hecho de unos 130.000 habitantes, siendo el de Vélez-Málaga el de mayor extensión y población, con 52.000 habitantes.

   El Equipo de Salud Mental de la Axarquía da cobertura sanitaria en la zona desde Mayo 1982, desde entonces viene desarrollando en sus actividades un espíritu grupalista que en nuestra opinión ha marcado impronta y es en buena parte responsable  de  lo que estamos contando. Estilo de trabajo en grupo tanto en la planificación y discusión de las actuaciones como en la mayoría de decisiones a tomar. En esta tierra hay un dicho popular que dice “Cada uno recoge lo que siembra…. O …el que siembra recoge”, en este sentido la filosofía grupal de equipo,  ha germinado también en un gran número de grupos terapéutico con pacientes. Grupos de distintos encuadres (habilidades, cognitivo, psicodinámicos, relajación, de contención) y de diversas edades: niños, adolescentes, adultos; de patologías dispar: psicóticos jóvenes, psicóticos crónicos, neuróticos y dentro de estos últimos unos  homogéneos y otros heterogéneos : mujeres, hombres y mixtos, unos abiertos y otros cerrados.

   La prehistoria del grupo de Ayuda Mutua habría que situarla en 1991 y como reacción a la demanda de asistencia de una determinada población con patología homogénea : mujeres, amas de casa, entre 40 y 60 años, con fuerte consumo de psicofármacos, hiperdemandantes de asistencia en muchos casos,  evolución crónica (mas de 4 años de evolución la mayoría), bajo nivel cultural, escasa capacidad de insight   y en muchos casos su único reconocimiento era su enfermedad. Esto último es importante considerarlo ya que esta necesidad psicológica en parte, podría alimentarla la propia asociación al sentirse reconocida como enferma, al estar en una asociación de enfermos; pero la dinámica de la actuación consiguió convertirla en una alternativa a la “enfermedad”.

   En el Equipo de Salud Mental de la Axarquía (ESMD-A), los que suscribimos el presente artículo, por aquella época comenzamos nuestra formación teórica en grupo. Fruto de aquellos inicios surgió la necesidad de darle una respuesta grupal a la demanda. Independientemente de otro tipo de grupo, más propiamente terapéutico, se pensó en hacer un grupo de contención para esta demanda que hemos perfilado y que era muy prevalente.

   Un Psicólogo, con formación grupal y psicodinámica pero sin experiencia directa en grupo y una enfermera, sin formación teórica ni práctica, con la idea y el apoyo del coordinador  nos embarcamos con ilusión e incertidumbre y,  pusimos primero en el papel y luego en la acción lo que denominamos los  “Grupos de Amas de Casa” , en principio no teníamos la idea de que evolucionarían en grupos de ayuda mutua, realmente no sabíamos siquiera si aquello podría cuajar ya que no había en la zona ninguna tradición ni antecedente de grupo de terapia. Como en todas las  zonas rurales,  los prejuicios de que se pudiese chismorrear las cosas personales, estaba latente. “En los pueblos nos conocemos todos”.

   Con toda esa carga nos lanzamos y nos sorprendimos de  los resultados. Se confeccionó una ficha grupal, que sirviera  de referencia para el resto de profesiones. Se presentó a las reuniones de equipo, que funcionan como un grupo, con buena armonía y con cierto grado de cohesión, es un ECRO, clave para que se puedan articular las iniciativas constructivas; y así todos los facultativos del equipo fueron derivando desde sus consultas pacientes para “el grupo de mujeres o de amas de casa”. A pesar de que no había un paradigma común, ya que junto a los que éramos promotores del trabajo grupal, desde un modelo psicoanalítico, había personas de orientación sistémica, y algún cognitivo. Sin embargo la buena  relación de estas personas con nosotros, unido al trabajo conjunto, hacía posible la empresa, a pesar de que algunos  no entendían la “jerga psicoanalista”; de todas formas siempre hemos huido de un lenguaje rebuscado que aleje el psicoanálisis de los profesionales de salud mental de otros orientaciones.

   Los grupos de apoyo para mujeres se estructuraron como una actividad estable, eran grupos cerrados con una periodicidad semanal  y un ciclo anual de duración. Cuando el ciclo terminaba se formaba otro grupo nuevo. Las pacientes que habían terminado compartían el sentimiento de querer seguir trabajando en grupo porque ya eran “como una familia”. De ahí fue surgiendo la idea de seguir en una asociación. El momento social y político ayudó, y de la administración se consiguieron ayudas para un grupo que quería promover la salud mental de la mujer.

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